Hablemos de tecnoadicciones

La revolución tecnológica motivó preocupación ante la posibilidad de que causara dependencias adictivas; ahora, esta discusión ha sido renovada por la pandemia, que alienta la utilización intensiva de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), así que hablemos de tecnoadicciones.

Para indagar en esta creciente dependencia de la tecnología, presentamos un primer acercamiento general a la ciberadicción, basado en investigaciones psicológicas, estudios académicos e informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Miedo a la tecnología?

Las TIC han traído indudables ventajas al ser humano, pero su fácil acceso, aunado a su constante e imprescindible utilización, pueden provocar la aparición de comportamientos y conductas patológicas a las que se ha intentado englobar en el término “tecnoadicciones”.

Recordemos que el miedo ante el desarrollo tecnológico nos ha acompañado siempre. La llegada de la radio, por ejemplo, suscitó temores y dudas ante esas voces que “flotaban en el aire”. El teléfono fue criticado por “aislar” a las personas, que ya no tenían necesidad de estar presentes físicamente y podían hablar a distancia.

Hablemos de tecnoadicciones

Otro de los avances tecnológicos que más temores despertó fue la televisión, a la que se calificó como herramienta de enajenación o manipulación. La llegada de Internet, después del primer asombro, igualmente generó miedo.

Sucedió también con los videojuegos; pero fue sólo hasta el 2019, en la más reciente Clasificación Internacional de las Enfermedades y Problemas de Salud (ICD-11), de la Organización Mundial de la Salud, que se estableció la adicción a los videojuegos como un “trastorno de la salud”.

La clasificación no opaca los beneficios de los videojuegos en el desarrollo de la creatividad, la toma de decisiones, la capacidad de concentración, la memoria y la reducción de estrés, ni las posibilidades imaginativas y de aprendizaje de la gamificación en los procesos educativos.

La OMS precisa entonces que se habla de conducta adictiva cuando:

  • Se accede al videojuego no por el placer de jugar, sino para evitar la ansiedad que genera no hacerlo.
  • Cuando se desplazan otras actividades básicas para la salud, como comer y dormir, o actividades rutinarias (ir al trabajo o la escuela, higiene y aseo personal, hacer deporte, actividades de ocio, relacionarnos con otras personas).

Es importante destacar que si bien la OMS ha identificado y estudiado como padecimientos el Desorden de Adicción a Internet (DAI) y la ciberadicción o tecnoadicción, ninguna de estas conductas aparece como enfermedad en su clasificación oficial.

Tecnoestrés

En Tecnoadicción: una revisión teórica desde la Psicología, el español Adrián Gil recopiló varios términos distintos referidos a esta experiencia, y la mayoría hacen referencia al uso de la tecnología con Internet y a los videojuegos.

El investigador rastreó el término tecnoadicción hasta sus antecedentes más lejanos y encontró artículos, publicados desde 1968, sobre tecnoestrés y otros conceptos afines detonados todos por los ordenadores: ciberfobia, ansiedad, estrés, actitudes negativas, de rechazo y aprehensión.

La primera definición en el ámbito científico de tecnoestrés se debe al psiquiatra estadounidense Craig Brod, quien en su libro Technoestress: The Human Cost of the Computer Revolution (1984), lo define como una “enfermedad moderna” de adaptación, causada por la incapacidad de afrontar las nuevas tecnologías relacionadas con el uso de la computadora de manera saludable.

A partir de estos estudios, y desde el punto de vista de la psicología, Adrián Gil ubicó a la tecnoadicción como una tipología dentro del más amplio concepto de tecnoestrés, referido a “la experiencia de estrés específico derivado de la introducción y uso/abuso de tecnologías en el trabajo”.

Los investigadores estadounidenses, Michelle Weil y Larry Rosen, en su libro Technostress: coping with Technology @work, @home and @play (1997), identifican también al tecnoestrés como un fenómeno negativo que afecta al sujeto a nivel afectivo, cognitivo y conductual, pero nos alertan de la aparición del fenómeno desde una idea de tecnología mucha más amplia y global, en la que podríamos incluir toda clase de tecnología del siglo XXI.

La tecnoadicción es un fenómeno negativo que aparece en algunos usuarios que utilizan permanentemente la tecnología. En esta conducta destaca la adicción a Internet, la cual se ha incrementado a causa del abaratamiento de su uso y la generalización de los smartphones en los últimos años. (Y la llegada de la pandemia, podríamos agregar hoy).

Hablemos de tecnoadicciones
Hábitos y vicios digitales

Las innumerables transformaciones impulsadas por las TIC han supuesto cambios importantes en el comportamiento humano. La práctica constante y el abuso de malos hábitos tecnológicos pueden terminar configurándose, en muchos casos, como vicios digitales que perjudican la salud psicológica.

En el estudio Adicciones Digitales: El papel de la escuela frente a un uso consciente de la tecnología, un equipo de investigadores se concentró en describir los siguientes malos hábitos y vicios digitales, considerados los más frecuentes entre los jóvenes y más vulnerables usuarios del mundo virtual.

  • Hipocondría digital: tendencia del usuario a pensar que tiene todas las enfermedades sobre las que lee en Internet. Son personas que consultan “médicos virtuales” para identificar la causa de pequeños problemas de salud, como dolores de cabeza y, a partir de ahí, con un poco de información y mucha imaginación, terminan pensando que tienen algo grave, originándose un trastorno emocional.
  • Depresión por Facebook: está asociada al tiempo que pasan los jóvenes en esa red social. El dependiente cree que Facebook es un mundo ideal, donde todos son felices, exitosos, guapos y populares, eso los lleva a creer que todo el mundo tiene una vida mejor que la suya, lo que causa depresión.
  • Desórdenes del sueño: disminución de las horas de sueño en función del aumento de actividades en la computadora/Internet. Dormir mal repercute en el proceso de aprendizaje dentro y fuera del ambiente escolar.
  • Economía de la atención: la atención es un recurso finito y, en función de la calidad, y sobre todo, de la desbordante cantidad de información, conseguimos prestar menos atención en todo. Así, cuanta mayor sea la información, mayor es también la pobreza de la atención (Trastorno del Déficit de Atención).
  • Info-obesidad: la cantidad de la información con la que las personas lidian e incorporan a su vida cotidiana ha crecido en las últimas décadas, llevando hacia una sobrecarga cognitiva de información.
  • Internet Addiction Disorder (IAD): el uso excesivo e irracional de Internet conlleva a la dificultad en el control de los impulsos, lo que termina generando una adicción por su uso. Se manifiesta como un conjunto de síntomas cognitivos y de conductas características de dependencia.
  • Aislamiento social: los espacios tecnológicos aíslan al individuo del mundo real. El usuario pasa a tener una nueva relación con el tiempo, cambiando el día por la noche. La soledad es el resultado de un mundo electrónico en el cual los sentimientos de emoción permanecen en el plano virtual y no son presenciales.
  • Narcisismo digital. Trastorno dismórfico corporal: es un problema relacionado con la imagen corporal, en el cual el individuo tiene excesiva preocupación por su apariencia. El exceso de selfies diarias es definido como un desorden obsesivo-compulsivo caracterizado por un deseo permanente de fotografiarse, exponiendo las fotografías en las redes sociales para compensar la falta de autoestima.
  • NEWism NOWism: la idea obsesiva de que es importante saber. Para la persona que sufre esta adicción es importante saber lo último que ha salido en redes. Es un hábito de consumo de información en tiempo real, valorando lo que es nuevo y actual. Lo que sucede ahora (now) tiende a consumir más tiempo y atención.
  • Nomophobia: sensación de ansiedad al estar sin el smartphone. La palabra nomophobia es una abreviatura de “no-mobile phobia”, es decir, miedo a estar sin el teléfono móvil.
  • Presenteísmo: las personas están presentes sólo de manera física en el trabajo o en la escuela, pero no se envuelven verdaderamente en sus tareas, porque no consiguen desconectarse de Internet.
  • Síndrome de la llamada fantasma: se trata de aquella sensación de que el smartphone está vibrando en su bolso, haciendo que la persona lo consulte con mucha frecuencia para saber si ha sido así.
  • Slacktivismo: se trata de un nuevo activismo a través de Internet. Se sustituyen las acciones reales por la falsa sensación de bienestar que representa la asociación, vía Internet, con algún tipo de organización humanitaria. Generada desde las redes sociales, esta petición de firmas online, clics, mensajes y propagandas de apoyo humanitario o defensa de derechos de distinta índole, implica una connotación negativa, porque envuelve supuestos esfuerzos ficticios.
¿Enfermedad o conducta adaptativa?

Como vemos, con la llegada de las nuevas tecnologías el número de adicciones parece haber aumentado y se habla de la adicción a los videojuegos, al teléfono móvil, a Internet y a las redes sociales, entre otras.

No obstante, “hasta qué punto se trata de verdaderas adicciones, es un tema aún en debate, pues si bien están detectadas socialmente, no están reconocidas como enfermedades en las clasificaciones oficiales vigentes”, nos dice la investigadora cubana María Magdalena Caro Mantilla, quien hace una propuesta avanzada para entender el fenómeno en su estudio: Adicciones tecnológicas ¿Enfermedad o conducta adapativa?

Si bien es cierto que la tecnología puede traer algunas consecuencias negativas, hay que saber distinguir estas disfunciones transitorias, que son propias de todo proceso adaptativo, de la verdadera patología mental.

Hasta el momento, no se consideran como enfermedades ninguno de los comportamientos que se generan por el uso de la tecnología, y la adicción a los videojuegos es clasificado como trastorno en la salud.

La conducta adaptativa no se trata de una adaptación pasiva a las circunstancias, sino de un proceso activo e interactivo, que constituye un atributo interno de la conducta, remata Caro Mantilla, quien refuerza su idea con una cita del psicólogo y pedagogo Jean Piaget:

La inteligencia no es otra cosa que la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas.


Con información de:

—Adicciones tecnológicas: ¿Enfermedad o conducta adaptativa? Caro Mantilla / Cuba, 2017.
http://scielo.sld.cu/pdf/ms/v15n2/ms14215.pdf
—Adicciones Digitales: El papel de la escuela frente a un uso consciente de la tecnología. Zednik, López, Tarouco, Zunguze / Brasil, España, 2015.
http://www.tise.cl/volumen11/TISE2015/638-643.pdf
Tecnoadicción: una revisión teórica desde la Psicología”. Gil Ibáñez / España, 2015.
https://scholar.google.es/scholar?cluster=3749356172552375136&hl
Tecnoadicciones: una propuesta de intervención para prevenirlas en el aula”. Quintero, Reche, Fuentes / España, 2013. https://scholar.google.es/scholar?hl=es&as_sdt=0%2C5&q
—Hacia una mejor delimitación del trastorno por uso de videojuegos. OMS, 2019.
https://www.who.int/bulletin/volumes/97/6/19-020619/es/