Design Thinking para preservar la capa de ozono (y el planeta)

World of Change: Antarctic Ozone Hole

¿Cómo se relacionan el Design Thinking y la capa de ozono? El 16 de septiembre, Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono, celebramos 32 años del inicio de la recuperación de esta capa de la estratosfera, pues las mediciones realizadas con satélites en 2018 indican que la capa de ozono se está reconstituyendo y el agujero detectado en ella se está reduciendo, informó la ONU Medio Ambiente.

Esto es resultado de la cooperación internacional que significó la firma del Protocolo de Montreal, el 16 de septiembre de 1987, un acuerdo ambiental internacional y con ratificación universal, para proteger la capa de ozono de la tierra al eliminar el uso de Sustancias que Agotan la capa de Ozono (SAO).

\”El Protocolo de Montreal es uno de los acuerdos multilaterales más exitosos de la historia por una razón: su cuidadosa combinación entre ciencia y acción colaborativa”, destacó Erik Solheim, de ONU Medio Ambiente.
¿Pero cómo se detectó el deterioro de la capa de ozono y el surgimiento de un agujero en ella? Los hechos científicos y creativos que desembocaron en el estudio de las propiedades de la capa de ozono y la forma de combatir su deterioro ilustran el procedimiento del Design Thinking o Pensamiento de Diseño.

Principios del Design Thinking

La capa de ozono fue descubierta en 1913 por los físicos franceses Charles Fabry y Henri Buisson, pero quien profundizó en las propiedades de esta capa estratosférica fue el físico y meteorólogo británico Gordon Dobson (1889-1976).

La curiosidad por investigar la temperatura en la capa de ozono llevó a Dobson a utilizar los principios del Design Thinking: investiga, diseña, hazlo y comunícalo, para imaginar y construir, en 1924, un aparato que pudiera medir el ozono desde la superficie terrestre: el espectrofotómetro.

Dobson desarrolló este instrumento en el laboratorio de su casa en Oxfordshire, Inglaterra, mediante prueba y error. En una caja de madera estrecha y alargada, colocó un filtro de vapores de cloro y bromo que absorbía la luz visible. En seguida colocó un prisma que proyectaba esta luz hacia una placa fotográfica donde se captaba su espectro. Las líneas del espectro fijado en la placa mostraban la longitud de las ondas de luz ultravioleta que era absorbida por el ozono en la atmósfera.

En 1928, el espectrofotómetro de Dobson se utilizaba ya en Europa, Asia y Estados Unidos, y en 1932 se inició su fabricación comercial. En 1958, una red mundial de estaciones de monitoreo basadas en el espectrofotómetro de Dobson reportaba las mediciones oficiales de ozono. En honor del científico, la unidad física de contenido de ozono en la atmósfera es conocida como Unidad Dobson (DU, en inglés).

Espectrofotómetro de Dobson.
Espectrofotómetro de Dobson.
El deterioro de la capa

En 1976, las mediciones reportaron importantes reducciones en las concentraciones de ozono en la capa, con especial incidencia en la zona de la Antártida. El fenómeno se atribuyó al aumento de la concentración de cloro y de bromo en la estratosfera, por las emisiones de compuestos químicos como los clorofluorocarbonados (CFC) utilizados como fluido refrigerante.

Gracias a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, desde el año 2000 el ozono se ha recuperado a una tasa del 1-3%, y se prevé que la capa se recuperará en el hemisferio norte en la década de 2030, en el hemisferio sur en la década de 2050, y en las regiones polares se logrará en 2060.

Desde su adopción en 1987 y hasta 2018, el Protocolo ha eliminado con éxito más del 99% de las SAO, y otro beneficio extraordinario ha sido la disminución en 135 mil millones de toneladas de las emisiones de CO2-equivalente acumulativo entre 1989 y 2013.

Para consolidar estos logros, el 1 de enero de 2019 entró en vigor la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, con la finalidad de eliminar gradualmente los hidrofluorocarbonos (HFC), gases que calientan la atmósfera.

Aún hay mucho por hacer para preservar nuestro planeta. Como a Dobson en su tiempo, toca hoy a los jóvenes proponer grandes soluciones a los grandes problemas señalados en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). En ese camino, el Design Thinking es una herramienta imprescindible que debe transmitirse a los estudiantes desde los primeros años escolares.